sábado, 4 de diciembre de 2010

Locamente perdida.

-Intento sonreír. Pero no puedo -aunque él es la razón de mi sonrisa. Lo que pasa es que no sé cómo coño decírselo. Así que me callo y dejo que hablen mi cerebro y mi corazón juntos, como una sola voz.
-Intentarlo no vale. Hay que conseguirlo.
-Para qué? Luego no sirve de nada. Te esfuerzas, sudas, lloras, y luego, te quedas exactamente igual. Vacío como un brick de leche acabado.
-Claro, éso lo dices porque no has empezado -dijiste sonriendo y sacudiendo la cabeza.
Ésa jodida sonrisa que me pierde. No la puedo perder de vista. Parpadeo y ya ha desaparecido. Y sin darme cuenta estás delante de mi, justo enfrente. Cerca, muy cerca. Todas mis neuronas trabajan frenéticas, ante los sordos latidos de mi corazón, desbocado ante tu presencia.
-Qué haces? -pregunto.
-Conseguirlo.
Me besas y me pierdo en cualquier rincón del pequeño espacio que se acaba de crear en mi cerebro, a una velocidad increíble. Noto que todo me deja de responder y me guías por nuestro espacio, de la mano. Ahora sé qué hacer. Me separo un momento y sonrío.
-Ves? Lo has conseguido.
-No tú lo has logrado. Tú has hecho que sonría. Además, la cosa no acaba ahí. Me pierdes, me vuelves loca.
-Tendría que haberlo dicho yo primero. Me he portado fatal.
Noto que algo mojado cae en mi cabeza. Miro al cielo y veo que las nubes oscuras sueltan lluvia.
-He tardado tanto como la lluvia.
-No importa -respondo.
Y te vuelvo a besar, sin importarme que llueva, nieve que nos lleve el viento o que nos quedemos helados. Porque nada es importante cuando hacemos los recuerdos por las calles de Madrid.♥

2 comentarios: