miércoles, 3 de julio de 2013

Adiós

Dicen que dos personas que comparten un secreto pasan a convertirse en parte de la otra. Ojalá fuera así y pudiera contártelo y que fuéramos complementarios, que uno no pudiera estar sin el otro.
Pero están por medio mi miedo y ella. El hecho de que sigas con ella, de una forma u otra, dificulta las cosas, pero mi miedo es tres o más veces más poderoso y me impide hablar contigo. Lo siento, te echo de menos, pero este es el final

viernes, 28 de junio de 2013

'No puedes echar de menos algo que nunca has tenido'.

Llevo tanto tiempo sin escribir que ya no sé por dónde empezar ni cómo.
Supongo que debería comenzar por el principio. Allá voy. Sé que soy estúpida, pero todavía no le he olvidado. Hay algo que me impide deshacerme de su sonrisa, de su forma de alegrarme los días en los que veo todo negro, trayendo luz a mi vida, como un faro que me guía.
Oh, Ana, te has puesto tan cursi. Pero bueno, supongo que está bien escribir las cosas que no me atrevo a reconocer en voz alta, para hacerme a la idea de que no todo está perdido, cuando, en realidad, soy yo la que va a la deriva, sin rumbo alguno.
Me esfuerzo, al máximo, pero la debilidad es tan grande que apenas puedo pasar dos horas sin mirar su perfil o ver si ha tuiteado algo. Eres una ilusa. Y eso, ¿qué importa? Vivimos en un mundo de locos y la única forma de sobrevivir es distorsionando la realidad, de una manera u otra.
Buenas noches, Madrid. Y a ti también Ed, por hacerme soltar todo esto sin pensar en las consecuencias que traerá.

jueves, 3 de enero de 2013

Quiero que vuelvas. Porque me haces falta, mucho más de lo que crees. Necesito tus sonrisas, tus abarazos y que me mires de esa forma que sólo tú sabes. Que todo sea como antes, por favor.

Te necesito, más que nunca, aunque parezca que te odio y que te ignoro por el placer de hacerte de rabiar. Pero no ed por eso. No quiero acercarme porque sé que me ilusionaré, como siempre y en el momento en que termine todo, esa torre de felicidad se irá contra el suelo y volveré a ser la misma, taciturna y solitaria, como cada vez que la felicidad decide pasar de largo.