jueves, 20 de mayo de 2010


Las cosas se torcieron. Se alejó de mi vida.
Tomó un taxi en dirección a ninguna parte o eso le dijo el conductor. Me temblaron las rodillas y caí.
Me levanté y me acerqué a la primera parada de bus que vi. Subí con pereza, pagué el viaje y me bajé en la séptima parada. Entré en el parque que había cerca de allí. Dejé resbalar la vista por los contornos de los árboles.Vagué sin rumbo fijo por allí y sin querer me choqué contra alguien.
Era él. ¿Por qué?
-¿Qué haces aquí? -pregunté.
-Descansar.
-Te lo mereces. Lo siento. Soy una anormal, una imbécil, pero te echo de menos.
-Y yo también. Pero estoy convencido de que no podemos seguir viéndonos. Ni como amigos ni como nada.
-¿Por qué?
-Porque la vida no es fácil.

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