jueves, 30 de septiembre de 2010

tequieroL

No tiene sentido guardar los problemas en un cajón. Al final, son tantos que no entran, termina por no cerrar, y salen afuera. Presionan y acabas llorando, haciendo que llueva en la moqueta de la habitación. Aquella noche diluvió en mi habitación. El cajón se había roto. Todavía pienso en ti. No sé por qué me esfuerzo si sé que me has hecho daño. Pero supongo que es porque te quiero, pero te quiero a mi lado. Lo que no entiendo es cómo hemos pasado de hablar todos los días a llevar más de dos meses sin hablarnos; ya son casi tres. Pero supongo que has pensado que es mejor callarte y dejarme de lado que hablar y explicarme las razones, aunque me enfade. Por lo menos, tendré la conciencia tranquila.

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