Cosas inexplicables ♥

La felicidad es algo nato en los seres humanos. Podemos encontrarla en cualquier palabra, en cualquier mirada, en cualquier pequeño gesto que crea una elevación de las comisuras de nuestra boca. Encontrar a la persona que nos hace feliz año a año, mes a mes, semana a semana, día a día, minuto a minuto, segundo a segundo, es la búsqueda más larga y complicada de nuestras vidas. Pero en cuanto le encontramos, queremos detener el tiempo para que los minutos transcurran más despacio. Por qué? Porque él te llena, te hace feliz, hace que tu existencia tenga un propósito, compartir lo que te queda de existencia con él, para que la vida tenga sentido.

Todo cuelga, nada resbala. Y éso es imposible. O éso creía yo hasta que me di cuenta de que no hay magia, y me choque de bruces con la realidad. Ahora sé que todo es normal, a no ser, claro está, que algo extraño se cruce en mi camino.

Juntos bajo un paraguas, curiosa forma de que la gente se conozca. Yo venía el Starbucks más cercano, y él estaba bajo una terraza, mirando a ambos lados de la calle. Supuse que buscaba un taxi. Pero de repente, corrió hacia mí y se metió bajo mi paraguas.

-emm... ¿Y tú eres? -dije un tanto sorprendida.

-Fer tu invasor de turno. ¿Y quién es la invadida?

-Ana. Encantada -dije sonriéndole -. ¿Dónde te llevo? -inquirí.

-Calle Torrelaguna número 65.

-¿Tú eres nuevo, no? Lo digo, porque tengo amigas allí, mi colegio está cerca, y nunca te he visto por el barrio.

-Me acabo de mudar desde Guadalajara-repuso.

-Pues espero verte por allí.

Sonrió y le besé en la mejilla. Corrí sobre los adoquines mojados y le dejé atrás, empapándose, con la mano en el sitio en el que le había besado. Me di la vuelta durante un instante y le vi sonreír.

Son sueños que son de verdad ♪

Los besos robados saben mejor que los intencionados. Por qué? Nadie lo sabe, y si alguien lo supiera no podía explicarlo con palabras, ni con imágenes. Porque las emociones que se sienten en ese momento son inexplicables e prescriptibles, como hacer puenting o tirarte desde un avión para hacer paracaidismo. El nivel de adrenalina es tal, que no nos cuesta nada creer que los sueños se hacen realidad.

V&A♥

Inexplicablemente, lo supe. Supe que todo lo que habíamos vivido hasta entonces era una mentira, una estúpida farsa porque yo era su capricho del mes. Yo le quería, y le sigo queriendo hoy, semanas después de lo ocurrido. Pero él, se dedicó a utilizarme porque me vio ilusionada.

Hoy, dos meses más tarde, arranco el césped en el parque. Me alivia y siento que los problemas se quedan en el suelo. Ojalá todo fuera fácil.

Ilusiones.

Las ilusiones nos alimentan, nos dan fuerza para seguir adelante cuando todo esta derrumbado, quemado y con cenizas. Recomponen nuestra alma, lenta y trabajosamente, con cariño. Pero cuando las ilusiones se agotan, se agota también la esperanza. Y sin esperanza, no hay vida. Como dijo alguine una vez, estamos hechos d ela misma materia que los sueños.

LHDP.

Dicen que enamorarse es un acto reflejo… como tener miedo. Yo fui una niña sin miedo: no me asustaban los fantasmas, ni los monstruos, ni la oscuridad. Podía mirar debajo de la cama segura de que no había esqueletos ni vampiros. Podía enfrentarme a las niñas de 5º segura de que no me quitarían la merienda. Y así, hasta hoy, segura de que puedo coger una magnum y avanzar por un callejón vaciando el cargador, porque no es eso lo que me da miedo. Lo que me aterra es decir que sí a algo que no podré cambiar mañana, pensar en un sofá para toda la vida, en un crédito hipotecario, en una declaración conjunta o en un “esta tarde tenemos que hablar”, buscar colegios y canguros y pensar en un lugar para vivir cuando ya no tengamos pulso para sostener la magnum. Y de pronto todo ese terror se empieza a disfrutar como el looping de una montaña rusa, y eso es la FELICIDAD.

La risa nos hace fuertes.

La risa nos acompaña en toda nuestra vida. En los momentos tristes, llenos de dolor y lágrimas, pero intentamos sonreír para alejar la pena de nosotros.

En los momentos alegres, cuando no puedes parar de sonreír porque lo que te rodea te llena plenamente, sin importarte lo que ocurre.

Suele hacernos sentir bien, pero hay veces en las que no sabes si reír o llorar. Como cuando suspendes y no sabes si sonreír porque sabes que te has equivocado o si llorar, porque has metido la pata. Es mejor sonreír, claro que , si no hay fuerza de voluntad en cada célula de nuestro cuerpo, llorar es lo más indicado.

Los sueños no son como los deseamos. Muchas veces queremos que sean perfectos y puros, dulces como los rayos del sol. Pero cuando nuestra mente impacta contra la realidad, nos damos cuenta de lo ingenuos que somos y de que, por más que lo intentemos, siempre estarán ahí y muchos, puede que no se lleguen a cumplir.

Se paró, en medio de la Gran Vía, y cuando ella llegó a su altura la atrajo hacia sí. Ella le miraba confundida, pero al mirarle a los ojos, lo comprendió todo.

-Por fin -susurró él.

-Demasiado tiempo, ¿no crees?

Asintió y la estrechó entre sus brazos.