
Porque te quiero, te quiero más que a mi propia vida, lo admito. Si leyeras este blog, sabrías que ya no dudo que te quiero. Pero ocurre lo mismo que con mis mensajes. Te limitas a leerlos y a decir que no tienes saldo.
Y te perdono, una y otra vez, aunque me duela, aunque sepa que no vas a volver. Ojalá estuvieras aquí, como me gustaría.