
Los domingos por la tarde son sagrados. Por qué? Nuestro atardecer, aunque llueva,o ni ve, siempre podremos ver al Sol despedirse de nosotros hasta el día siguiente.
Y te abrazo porque ya nada me importa, me importas tú. Yo te tengo a ti y tú me tienes a mi. Sabes que te quiero, para qué negarlo.
Lo que hace falta es que todo sea verdad, que no haya vuelto a soñar con lo que de verdad deseo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario